Arrendar es una de las alternativas para quien aún no cuentan con una casa propia. A pesar de que con el tiempo uno se puede acostumbrar a pagar renta, existen razones importantes por las que conviene pensar en comprar una propiedad.
Los gastos de una familia hoy en día son muchos. Luz, agua, alimentación, estudios, transporte, vestuario, tiempo libre, entre otros; pero, estas salidas de dinero se incrementan notablemente cuando se le suma la renta.
Para muchos este gasto mensual hace parte del consumo fijo del hogar, pero puede ser una buena idea empezar a pensar en cómo eliminarlo del presupuesto.
La solución para no pagar arrendamiento es comprar una casa propia. Para algunos puede ser algo lejano e imposible, sin embargo, con una buena planificación es factible lograrlo.
El primer paso es tener conciencia de su importancia y de todos los beneficios que este bien puede traer. A continuación, te mostraré 5 razones que te ayudarán a decidirte hoy mismo a invertir en tu casa propia.
Conocer las razones te ayudarán a tomar esta importante decisión y disfrutar los beneficios que les traerá a ti y a tu familia tener su propia casa.
Adquirir una casa propia le da a tu familia la estabilidad y seguridad que necesita para vivir con menos preocupaciones.
El contrato que te permite vivir en una casa arrendada no es indefinido, tiene una validez determinada. Si el dueño decide no renovarlo, tú y tu familia deben buscar otra alternativa.
Una mudanza, además de gastos, implica adaptación. El caso de no encontrar otra vivienda en el mismo barrio, por ejemplo, puede dificultar la rutina familiar. Este tipo de inseguridad se elimina cuando adquieres tu casa propia.
Un miedo de las personas que dependen de una vivienda arrendada es que ocurra un imprevisto y no puedan cumplir con la renta. Esto, con una casa propia, ya no ocurre. A pesar de tener que pagar las prestaciones de un crédito hipotecario, la familia sabe que está pagando por algo que va a ser suyo (lo que no ocurre con el arrendamiento).
Y, aunque al principio se vea como algo lejano, un día vas a dejar de pagar las cuotas de la casa y esto será una preocupación menos.
La casa es tuya y puedes hacerle todas las adaptaciones que quieras. Cuando uno cuenta con una casa propia tiene la libertad de modificarla como quiera: pintar una pared de un color intenso, remodelar la cocina e incluso construir nuevos espacios.
Tus hijos pueden tener mascotas sin la necesidad de consultarlo o pedir algún tipo de autorización y no tienes que preocuparte de la fecha de vencimiento del contrato.
La casa propia te da a ti y a tu familia una libertad muchísimo mayor para hacer en ella lo que a ustedes les parezca, sin pedirle permiso a nadie.
Cuando pagas el arrendamiento, pagas ese valor exclusivamente por el derecho de uso de una propiedad por un tiempo definido. Al comprar una casa propia, el dinero que pagas por las prestaciones se convertirá en la casa de tu familia. Aquí vivirán tranquilamente y si en algún momento necesitan un capital, pueden recuperarlo sin problemas.
El dinero del arrendamiento nunca más lo ves, mientras que el de las cuotas para una casa se convertirá en una propiedad con valor de mercado.
Comprar una casa propia puede considerarse un gasto alto. Sin embargo, a largo plazo, arrendar es mucho más caro. Para adquirir una propiedad puedes recurrir a un crédito hipotecario para pagarlo en 15 o 20 años.
En cambio, quien elige el arrendamiento no acaba de pagar nunca y puede pasarse toda su vida pagando por un espacio que nunca será suyo. A la larga puede costar más del doble de lo que se hubiera gastado en una casa propia.
El dinero invertido en bienes raíces no tiene pérdida. El mercado inmobiliario está en constante crecimiento y la valorización de un inmueble con el pasar de los años es innegable.
Financieramente, la casa propia es el dinero mejor invertido que puedes tener: te permite ahorrar en el arrendamiento y le otorga un bien a tu familia.
Una casa propia es un respaldo para la familia. El día que tengas que dejarlos, no estarán desamparados. Contarán con un bien que los ayude a seguir su vida con tranquilidad financiera.
Puede ser el puntapié inicial para que a futuro cada uno continúe su camino y siga tu ejemplo, proporcionándole a su futura familia la estabilidad y seguridad necesarias.
Como puedes ver, contar con un patrimonio familiar como una casa propia colabora con la economía del hogar.
Si bien comprar una casa propia desde cero puede ser difícil, no es algo imposible con ayuda de una buena planificación. Lo más importante es tomar la decisión y trabajar para alcanzar esa meta tan necesaria para tu tranquilidad.
Aprovecha la oportunidad para planificar el nuevo hogar en familia. Esta es una decisión que beneficiará a todos a largo plazo, aunque quizá al principio sea necesario hacer algunas adaptaciones en el presupuesto familiar.
Lo esencial es tener siempre presente la meta y todos los beneficios que ella traerá, lo que hará más fácil superar cualquier dificultad que pueda surgir.
Ahora que ya sabes los motivos por los que debes invertir en una casa propia, ¿estás listo para empezar a hacer la planificación? Entonces prepárate y conversa con tu familia. Son ellos los que te ayudarán y disfrutarán contigo este momento especial.
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