No es noticia nueva que el mercado laboral es cada vez más competitivo y cambiante. Sin importar el tamaño o la industria de una empresa, los sistemas y estructuras organizacionales deben mantenerse a la vanguardia y contar con el mejor equipo posible para lograr sus objetivos.
En una época tan desafiante como ésta, se necesitan de profesionistas que sepan tolerar la incertidumbre, prever obstáculos, solucionar problemas y, sobre todo, transmitir sus conocimientos y aptitudes dentro del entorno donde se desarrollan.
Es así como nace el término de liderazgo. Dejando atrás el concepto autoritario de jefe, un líder positivo es ahora la pieza clave para encaminar a las compañías a cumplir sus metas y garantizar su progreso.
¿Has escuchado hablar sobre el liderazgo positivo? En este artículo te compartimos las 8 características de un líder positivo y ¡mucho más!
¡Vamos a ver!
Como se mencionó antes, el liderazgo se ha vuelto un término sumamente popular, pues es fundamental para mantener a flote no solo a las grandes corporaciones sino a cualquier tipo de proyecto.
Este estilo de liderazgo se diferencia por completo del manejo que puede ejercer un jefe.
Mientras el último se basa en ordenar, un líder positivo se enfoca en apoyar a los colaboradores, estimular su creatividad, sus decisiones e inspirarlos para que reconozcan la importancia que tienen dentro de la empresa.
En todos los negocios existe la posibilidad de que ocurran pérdidas, se presenten dificultades e incluso que acontezcan crisis inesperadas.
Lo que define la supervivencia y el cumplimiento de metas son las decisiones que se toman para su gestión, las estrategias que se determinen y cómo se ejecutan.
Es por eso que el papel de un líder es necesario, ya que su principal labor es atender escenarios inesperados y preparar al resto del equipo para recibir cualquier adversidad.
El control de crisis depende sobre todo del manejo de emociones, la seguridad y confianza individual y grupal con la que los colaboradores enfrentan los obstáculos. La tarea del líder positivo es mantener unida la fuerza laboral mediante motivación y guía.
Por lo tanto, la buena comunicación, la actitud proactiva, el compromiso, las capacidades, la visión y enfoque claro son características fundamentales que un líder debe hacer suyas. Al figurar como modelo a seguir, al resto del equipo será influenciado por su ejemplo.
Como ves, ya sea que cuentes con un autoempleo o seas parte de una gran organización, contar tanto con un líder positivo como con las aptitudes de uno, nutrirá el ambiente laboral. De esta forma se podrá garantizar un lugar propicio para que los integrantes sigan buscando nuevas y mejores soluciones.
Sin embargo, existen muchos otros aspectos en los que un negocio y su equipo pueden ver reflejado el trabajo de un buen líder.
A continuación presentamos las características más relevantes del liderazgo positivo:
El líder positivo se distingue por su actitud y su forma de pensar. Aunque el miedo es común y normal, muchas veces puede ser el peor enemigo, por eso la clave del éxito es controlarlo.
Para alcanzar las metas y solucionar los problemas, un buen líder mantiene la mente tranquila y no presta atención a las creencias limitantes, al contrario, enfoca su energía para superar los obstáculos.
Fallar es una posibilidad y negarlo no servirá de nada. El líder positivo es consciente de que se pueden presentar errores, pero no se enfoca en ellos.
Cuando un miembro del equipo se equivoca, es importante señalar sus áreas de oportunidad, más nunca es bueno regañarlo. Al hacerlo su seguridad y confianza se convierten en miedo e indecisión.
El líder debe hacerle ver que es tan solo una oportunidad más para aprender.
Sin duda, una de las grandes labores de un buen líder es fomentar el trabajo en equipo.
El liderazgo positivo se encarga de acortar la brecha entre trabajadores, como también entre el líder y sus colaboradores.
Además, este tipo de personalidad hace crecer al equipo mediante la unión, el reconocimiento mutuo y el empoderamiento grupal.
La mayoría de las personas buscan el reconocimiento, ya que es la forma en la que se aseguran de que van por el camino correcto y de que sus decisiones han sido adecuadas.
Un líder positivo se distingue por hacer notar los aciertos de los miembros de su equipo. Con la comunicación positiva, refuerza la seguridad, la relación laboral y, por ende, el clima laboral.
Aunque los premios y regalos pueden fortalecer este lazo, el reconocimiento verbal funciona mejor ya que transmite alegría y buena energía.
Como se mencionó antes, el mercado laboral es impredecible. Por eso se debe estar atento a las nuevas oportunidades y dispuesto a cambiar la conducta y transformar la estructura.
Hoy en día, las innovaciones aumentan la competitividad de una empresa. El líder positivo fomenta la creatividad y le da la bienvenida a nuevas ideas, así como a herramientas actualizadas que puedan transformar el camino de la compañía hacia uno mejor.
A pesar de que siempre pueden surgir situaciones inesperadas que desbalanceen el orden, una buena organización ayuda a reducir el margen de error.
Tener una agenda que mida el tiempo de las actividades y una calendarización de posibles eventos, mantiene enfocado al equipo para que cumplan las metas establecidas. Sin importar las circunstancias que se presenten, las resoluciones serán siempre pensando en cómo pueden afectar al objetivo principal.
A pesar de que un líder es la cabeza del equipo y es el que guía a los colaboradores por el buen camino, tener dudas es algo completamente natural y no es nada de qué avergonzarse.
Al contrario, saber pedir ayuda demuestra que tiene inteligencia emocional y que acepta seguir creciendo profesionalmente. Además, de esta forma su perspectiva comienza a ampliarse.
Aunque pueden parecer contrarias, esta capacidad va muy de la mano con la organización. Cuando surgen situaciones inesperadas, el saber adaptar las actividades es primordial para no caer en diferentes crisis.
De esta manera, si un líder sabe lidiar con los cambios, transmitirá confianza y seguridad al resto del equipo y éste no dudará en sus capacidades para sobrellevar las dificultades.
Un líder nunca deja de crecer y siempre está en busca de actualizaciones y diversos conocimientos para mejorar su desempeño.
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