“Tengo muchas deudas y no puedo pagar”. Si esta idea está constantemente en tu mente y te genera preocupación, hoy tengo una buena noticia para ti: ¡es posible hallar una solución!
Muchas veces, las personas no cumplen con sus pagos porque no saben las alternativas que tienen para salir de sus aprietos económicos.
Y es que existen diferentes opciones legales y negociaciones a las que puedes apuntar para manejar tus deudas de forma transparente y segura, evitando problemas legales y un daño severo a tu historial crediticio.
¿Qué piensas? ¿Te gustaría saber en qué consisten estos mecanismos? Si tu respuesta es “sí”, ¡lee hasta el final!
En términos financieros y económicos, el refinanciamiento no es más que el reemplazo de una obligación de pago de deudas por una nueva, pero fundamentada en diferentes términos.
Generalmente, los esquemas de refinanciamiento plantean un incremento de la tasa de interés, así como sanciones más graves y severas en caso de que se incumplan los términos establecidos.
Sí, por supuesto que no es una salida del todo satisfactoria; sin embargo, es totalmente legal y transparente, y puede evitar que tu historial de crédito se vea significativamente perjudicado. ¡Ya sabes todas las puertas que cierra un mal historial crediticio!
Optar por un esquema de refinanciamiento siempre será mejor alternativa que simplemente obviar una deuda y no cumplir con el compromiso.
Eso sí, al tratarse de una negociación financiera compleja para el ciudadano común, el que no tiene estudios especializados en esta área, es clave que seas asesorado por expertos.
Ellos se encargarán de garantizar que solo aceptes un esquema de refinanciamiento si tu capacidad de pago se adapta a este, y si realmente plantea una relación ganar-ganar.
Siempre ten presente que el refinanciamiento es una alternativa que proporcionan los bancos y otras organizaciones para defender sus intereses y evitar disputas legales y procesos administrativos lentos y costosos.
Si te encuentras en la típica situación de “tengo muchas deudas y no puedo pagar”, la reestructuración es otra alternativa que debes tomar en cuenta.
Al igual que los esquemas de refinanciamiento, evitará que te veas afectado por castigos y sanciones legales por incumplimiento de pagos.
Pero, existe una gran diferencia entre esta alternativa y la anterior: la reestructuración sí puede afectar tu historial crediticio.
Esto sucede porque la reestructuración es una instancia de negociación y acuerdo a la que llegan las instituciones financieras y los deudores cuando ya no hay otra posibilidad.
Simplemente, el banco o cualquier otra organización suspende el cobro de los compromisos y accede a negociar nuevas condiciones, generalmente más flexibles, e incluso reduciendo el monto total de la deuda.
Es una forma en que las instituciones financieras garantizan que no perderán todo el dinero prestado, pero a la vez en la que asumen que dicha operación no representará realmente una ganancia.
En tanto, como deudor tendrás la seguridad de que no enfrentarás problemas legales, lo cual es muy importante, pero se dificultará que dicha organización vuelva a realizarte un préstamo.
Es cierto que esta no es la mejor opción; sin embargo, es conveniente tenerla presente en última instancia. Recuerda: lo más importante es no incurrir en la ilegalidad.
Reestructurar una deuda no significa necesariamente el fin de tu vida financiera o de tu acceso al crédito. De hecho, diferentes Estados han optado por esta alternativa en situaciones de crisis para evitar demandas de acreedores internacionales.
Consiste en la agrupación de todas las deudas que tienes, incluso si se trata de contratos con bancos e instituciones distintas.
Esto te ayudará a tener un mayor control sobre ellas y, en consecuencia, a facilitar el pago de las mismas.
Además, el banco o la institución que elijas para consolidar todas tus deudas puede negociar contigo para prolongar los lapsos de pago o brindarte otras facilidades.
Luego, esta organización se encargará de liquidar el dinero que debes a las demás.
Por supuesto, tienes que revisar muy bien cuál de tus bancos acepta consolidación de deudas y qué términos y condiciones establece.
Desde el punto de vista legal, esta opción también es completamente válida y legal, y no se reflejará como un incumplimiento de pagos, pues simplemente los integraste en una sola institución y renegociaste las condiciones.
De hecho, cuando empresas y organizaciones se encuentran en un buen momento de liquidez, suelen optar por la consolidación de deudas y pagar un solo monto total de forma periódica. Así controlan más fácilmente los pagos y garantizan que se pondrán al día en un lapso determinado.
En tu caso, si no tienes una gran liquidez, simplemente negocia aspectos relacionados con la extensión del plazo de pago y, con ello, la disminución del monto de las cuotas. Eso sí, esta prolongación del lapso puede conllevar un aumento de la tasa de interés.
En otras palabras, puede que al final el monto total de la deuda sea un poco mayor, pero resolverás tus problemas inmediatos de impagos y falta de liquidez.
¡Es fue todo! Estas son algunas de las opciones legales, transparentes y útiles para resolver ese problema que le aqueja a muchas personas día a día: “tengo muchas deudas y no puedo pagar”.
Como dijimos al principio, este dilema tiene solución. Simplemente, elige el mecanismo que más se adapte a tus posibilidades y realidad financiera.
Además de tomar en cuenta estas alternativas, tienes que tomar acciones y decisiones concretas para no volver a verte en aprietos financieros debido a la acumulación de deudas. Algunas de ellas, son:
Estas acciones están asociadas con la organización, la disciplina y la racionalidad, tres factores claves para obtener la estabilidad financiera que tanto deseas.
¡Ya sabes! Sal de tus deudas actuales y aplica estos principios financieros fundamentales.
¡Manos a la obra!
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