Los viajes en familia te dan la oportunidad de vivir experiencias únicas y especiales. Sus beneficios son muchos, y tan importantes, que aquí te compartimos algunas reflexiones para ayudarte a entender cómo pueden contribuir al bienestar familiar.
Un viaje en familia empieza desde su preparación. Elijan un destino que les agrade a todos y donde cada uno pueda disfrutar de los momentos que se vivirán durante esta experiencia.
Muchas familias evitan los viajes cuando los niños aún son pequeños porque piensan que se aburrirán o que puede ser pesado para ellos un viaje en auto, autobús o avión. Sin embargo, cuando está bien organizado, los niños disfrutan el viaje incluso más que muchos adultos.
A continuación, te mostraré 6 ventajas de los viajes en familia. Así, podrás ver que vale la pena realizar un esfuerzo y disfrutar de esta maravillosa experiencia. Así que, ¡allá vamos!
Uno de los principales beneficios de los viajes en familia es que ayudan a generar vínculos más estrechos entre sus miembros. Esto se debe a que pasan más tiempo juntos, lo que les permite tener una interacción mayor.
Además de esto, en un viaje todo es nuevo: el lugar de hospedaje, los caminos que se recorren, los lugares que se visitan, etc. En diversos casos, incluso puede haber algunos desafíos, como culturas diferentes o un nuevo idioma. Todo esto favorece la unión y la complicidad, facilitando el surgimiento de vínculos más fuertes.
Durante el día a día es difícil tener momentos para conversar sobre temas que aparentemente no son tan importantes. Hablar de planes a largo plazo o reflexionar ante una determinada situación, por ejemplo. Sin embargo, los viajes propician este tipo de diálogos.
Muchos padres piensan que no es fácil viajar con hijos adolescentes, pues generalmente están en contra de todo, o la mayoría de las cosas les parecen aburridas. Sin embargo, un viaje corto puede ser la experiencia que necesitan para cambiar de opinión.
Al salir de la rutina y de nuestra zona de confort es más fácil entablar una conversación más abierta con quien conocemos. De esta forma, tanto los niños como los adolescentes pueden expresarse de una forma más fácil. Incluso la pareja puede aprovechar este tiempo para conocerse más. Un viaje en familia es una excelente oportunidad para que todos se conozcan mejor.
Los recuerdos que un viaje genera son imborrables. Si no lo crees, puedes hacer la prueba. Intenta recordar el último viaje que hayas hecho. Aunque haya sido hace tiempo, tienes recuerdos mucho más vívidos que cuando haces memoria sobre lo que hiciste la semana pasada.
Esta característica de situación extraordinaria colabora con que, a pesar del paso del tiempo, sea posible mantener frescos en nuestra memoria los buenos momentos en familia que hayamos tenido durante un viaje. Las anécdotas, las comidas diferentes o incluso el habernos perdido en algún momento... Todo eso hace parte de los recuerdos de un viaje, pero lo más importante es que se hayan vivido juntos.
Los viajes son una excelente forma de aprender y no solo visitando los museos. En un viaje se aprende a convivir con personas de diferentes culturas, a adaptarse a dormir en lugares diferentes, a apreciar distintos platillos, a salir de la rutina y a tener nuevas vivencias.
Otra de las cosas que se aprende en un viaje es a tener paciencia, una virtud necesaria sobre todo para los niños y los adolescentes, que cada vez están más acostumbrados a tener respuestas casi instantáneamente.
También se aprende a mejorar la convivencia, dando poder de decisión y considerando los gustos de todos los miembros de la familia.
Ponerse de acuerdo para planear cada día del viaje puede ser un desafío cuando solo se hace lo que uno quiere. Sin embargo, dividir el día en varios momentos para que cada uno determine lo que se va a hacer es una forma justa para que todos puedan disfrutar las vacaciones en familia y descubran nuevas posibilidades.
Durante los viajes en familia, la mayor parte del tiempo se pasa juntos. Esta interacción permite aprovechar más cada momento.
Durante nuestra rutina diaria, muchas veces, a pesar de estar juntos, cada uno está haciendo algo diferente, pero en un viaje esto cambia. A pesar de que puede haber periodos en los que cada uno realiza una actividad, los momentos que se pasan juntos son mucho más intensos.
Lejos de todo a lo que estamos acostumbrados se puede notar que lo único que tenemos a nuestro lado es nuestra familia, y ese sentimiento suele permanecer incluso después del viaje.
Por más que sea un viaje maravilloso y muy bien planeado, siempre suele surgir algún imprevisto. Una lluvia que obliga a detener los planes del día, un error en una reserva, un atraso de un vuelo o cualquier cosa que se salga de lo planificado puede ocurrir.
Este tipo de experiencias, a pesar de ser incómodas en el momento, pueden traer un gran aprendizaje, sobre todo para los pequeños.
Cuando un imprevisto ocurre, los padres deben siempre estar conscientes de que todo es un aprendizaje para los hijos y no perder la calma. A pesar de que parezca difícil, todo tiene solución y es eso que se les debe enseñar a los niños. Al enseñarlo a los pequeños, podemos notar incluso que para nosotros, adultos, será más fácil adquirir esta práctica en nuestro día a día.
Los viajes en familia son una excelente oportunidad de disfrutar las vacaciones conociendo un lugar diferente y mejorando la relación familiar.
La vida en familia puede ser bastante desafiante en la actualidad. Estrechar los vínculos es esencial para que tus hijos puedan desarrollarse positivamente en todo sentido.
Para ayudarte aún más a fortalecer esta relación mientras no realizas un viaje en familia, te dejo este artículo con 7 actividades que puedes realizar con tus hijos.
¡Disfrútalas y empieza a planear tu próximo viaje en familia! ¡No te arrepentirás!