Después de la pandemia COVID-19, el home office o trabajo desde casa llegó para quedarse. Ya sea por completo o de modo híbrido, esta modalidad de trabajo se ha convertido en una constante en México y el mundo.
Por eso te compartimos algunos consejos para que si formas parte de las personas que se encuentran en este caso, lo hagas de manera cómoda y aproveches al máximo este modo de trabajo.
De lo primero que tenemos que estar conscientes, es que esta modalidad de trabajo requiere de ciertas adecuaciones para que funcione de manera similar a la de acudir a la oficina. Así que sigue estos consejos.
Trata de ubicar un sitio dentro de la casa donde te sientas a gusto y asígnalo como espacio de trabajo. No importa el tamaño, lo que es vital es que puedas adaptarlo y que en ese espacio tengas tranquilidad para concentrarte y trabajar. Es importante que definas qué necesitas para realizar tu trabajo y selecciones los elementos adecuados, como una silla cómoda, un escritorio con espacio suficiente, papelería o cualquier otro material que sea primordial para el desempeño. Esos elementos ayudarán a evitar problemas como dolores de espalda, incomodidad general o simplemente una mala postura.
Adapta un espacio que tenga la mayor cantidad de luz posible, y mejor aún si proviene de fuentes naturales como ventanas. Contar con una iluminación efectiva te dará un toque de frescura y te permitirá mantener tu energía, además regulará tu reloj biológico para que percibas exactamente cuando ha llegado el momento de terminar la jornada.
Estar en casa puede significar que se generen más distracciones en tu entorno, ya sea porque en tu familia hay niños o por el hecho de convivir con alguien más. El espacio que destines a tu oficina en casa debe encontrarse separado de espacios comunes, lugares ruidosos o donde exista mucho movimiento de personas. También, establece horarios que todos los integrantes del hogar conozcan para que sepan que te encuentras trabajando y deseas evitar interrupciones. La idea es conseguir un poco de privacidad y que cada uno pueda realizar sus actividades sin incomodar a los demás.
Tienes que impedir que tu espacio de trabajo se convierta en un sitio lleno de objetos innecesarios. Evita la acumulación de papeles, carpetas y materiales en general, o que formen parte del hogar. En ocasiones, sin darte cuenta vas colocando poco a poco objetos que no son necesarios para realizar tu trabajo, como maquillaje, tazas o vasos. Así evitas la pérdida de tiempo y la disminución de tu productividad. Igualmente, mantén despejado y limpio el lugar para evitar sentirte abrumado. El tener todo al alcance, ordenado y limpio te permitirá desarrollar un ambiente agradable que mejorará tu desempeño.
Frecuentemente, la primera idea es establecer la oficina en el cuarto o usar la cama para trabajar, pero esto es un error que compromete tu productividad. Nuestra mente asocia este espacio con el descanso y puede jugarte una mala pasada, sintiéndote desanimado, cansado o con sueño en ese lugar. Sin embargo, si no tienes otro espacio disponible, opta por utilizar herramientas que te permitan separar los espacios dentro de la misma habitación como un biombo.
Tu bienestar es lo más importante. Si crees que te sentirás mejor decorando el espacio, ¡no dudes en hacerlo! Puedes colocar plantas, cuadros o detalles decorativos que conviertan tu "oficina en casa" en un lugar más confortable. La idea es que te sientas motivado a trabajar en ella, y mejor aún si la personalizas a tu gusto.
Siempre es importante separar el hogar de las obligaciones laborales: no importa a qué te dediques, si eres trabajador dependiente o si trabajas por tu cuenta. Mantener una separación de espacios mejorará tu nivel de eficiencia y obtendrás mejores resultados.
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